“En Aysén es muy importante la tradición textil, pero también muy poco valorada”
Macarena Silva es la persona detrás de @garua__, profesora de lenguaje de profesión, que luego de trasladarse a Coyhaique hace 12 años por el trabajo de su marido, comenzó a dejar la docencia para dedicar su tiempo y energía a la crianza, el tejido y otras interesantes actividades que desarrolla junto a la comunidad.
Tejer a palillos aprendió con su abuela materna cuando sólo tenía 6 años y crochet cuando nació su segunda hija (tiene tres niñas de 14, 10 y 5 años), y aunque siempre tuvo a su alrededor oficios textiles por su otra abuela, se declara fanática de las dos agujas.
En esta entrevista, la diseñadora de patrones de tejido, nos cuenta sobre sus creaciones, su inspiración y las diversas iniciativas que realiza desde el sur del país.
Sus inicios en el tejido
– ¿Siempre fuiste tejedora empedernida?
La verdad es que retomé más seriamente el tejido cuando me vine a vivir a Coyhaique, porque tenía más tiempo libre y porque aquí en verdad es rico tener un chalequito bonito, así que empecé a comprar revistas con las que aprendí cosas nuevas.
– ¿Qué fue lo primero que tejiste?
Al principio partí tejiendo puros cuadrados, y hacía chalecos cuadrados (comenta entre risas), y luego de la revista Punto y Moda fui sacando patrones, pero el problema es que venían en una sola talla entonces había que empezar a calcular. Hasta que una amiga, hace como 10 años, me comentó sobre Ravelry y se me abrió el mundo y ahí empecé a tejer más.
– ¿Cómo nació tu cuenta @garua__?
En 2018 abrí el perfil de Instagram con mucha vergüenza, porque me puse a tejer a pedido y con esa plata me compraba más lana, porque bueno, siempre hay una excusa. Este Instagram era sólo para el tejido, así que comencé a seguir a otras tejedoras y a conocer gente, porque viviendo en Coyhaique es difícil ir a las exposiciones y ferias que se hacen en Santiago.
– ¿Sentiste que valorizaste bien tu trabajo cuando tejiste a pedido?
Nooo, lo hice muy mal. Lo que hacía era un cálculo tomando un poco más que el valor por hora del sueldo mínimo y a eso le sumaba el costo de los materiales. Algo súper al ojo, que es el problema de las artesanas en general, porque es difícil ponerle valor al trabajo, ya que además, estás en el dilema de vender pronto o esperar hasta que te paguen el precio que debiera ser. Después, me di cuenta que era mucho tiempo, mucha dedicación y que más encima uno tenía que tejer siempre en contra del tiempo para cumplir. Entonces era entretenido, pero al mismo tiempo estresante y poco rentable, así que al final decidí tejer para mí y empezar a escribir patrones.
– También has dado clases ¿cómo fue esa experiencia?
Mis clases partieron en 2018, primero hice un taller de jacquard, después uno de calados y trenzas, otro de terminaciones y así estuvimos hasta que llegó la pandemia. Después me fue súper difícil, porque no me acomodó hacer las clases online. Ahora de vuelta a la normalidad retomé, pero el problema son los tiempos, ya que por mis otras actividades tengo que viajar mucho.
– Cuando llegaste a Coyhaique, ¿volviste a ejercer tu profesión?
Trabajé un tiempo en un colegio cuando recién llegué, pero después del posnatal de mi segunda hija no volví a ejercer como profesora de lenguaje propiamente tal y me puse a hacer otras cosas vinculadas a la educación artística. Tengo unos talleres literarios que hago hace muchos años y que nunca he dejado de hacer, porque los amo. A veces lo echo de menos, porque me gusta mucho estar con adolescentes, así que me encantaría volver a ser profesora.
De tejedora a diseñadora
– ¿Cómo fue el proceso de convertirte en diseñadora de prendas de vestir?
Hace unos años tomé un taller con Clare de @sister.montain diseñadora inglesa que tenía un curso muy entretenido para escribir tu primer patrón. Ahí entendí un montón de cosas, como hacer el tallaje que es lo más complejo y así fui transitando hacía el diseño. En paralelo, una conocida me comentó que estaba en el grupo de Patreon de Marina Torreblanca y comencé a meterme en el mundo del tejido en Chile, porque hasta entonces yo sólo seguía a famosas tejedoras de Estados Unidos y de Europa. Después tomé un curso con Camila Larsen y de a poco se fue dando todo de forma súper espontánea, disfrutando, mirando y usando el tiempo que tenía.
– ¿Cómo ha influido tu vida en el sur en tus diseños?
Una de las cosas más lindas que tiene Aysén es que hay tanta abundancia de texturas, de colores, de geografías muy espectaculares que nunca había podido ver cuando vivía en Santiago, por lo que es inevitable sentirse inspirado. Por ejemplo, el chaleco Nef, lo diseñé para una revista que pedía trabajar con formas geométricas y yo diseñé un patrón que asocia la geometría de la naturaleza y el fluir de un río. En el Milenramas, usé los colores y formas en el jacquard, inspirada en la forma en que estas plantas aparecen en el patio de mi casa.
– ¿Cuál fue el primer diseño propio que lanzaste?
Fue el gorro Ophidia, en 2021, y está gratuito en Ravelry. La gracia es que es un diseño en jacquar ideal para principiantes, porque no tiene hebras largas que tomar por detrás. Lo lancé gratuito para probar, además que no había pasado por ningún proceso de revisión más que el mío, aunque después lo mejoramos. Lo siguiente fue el gorro Mosqueta, que lo hice porque una amiga me mandó unas madejas de lana rosadas muy lindas y era la época de mosquetas, así que de esa forma nació el primero de pago.
– Como diseñadora, ¿qué es lo que te ha costado más a la hora de hacer un patrón? ¿A qué parte del proceso le das más valor?
Todo el rato al tema del tallaje, porque es mucha matemática y a mí me cuesta un poco, y además, porque implica pensar harto, porque tiene que ver con las proporciones del cuerpo. Es un proceso muy intuitivo, de mucho ensayo y error, para mí al menos es la parte más difícil, porque es lo más técnico.
– Y al momento de diseñar, ¿vas tejiendo y anotando o haces bocetos?
Esa es la gran conclusión que saqué este año. Al principio, los dos primeros chalecos que publiqué, primero hice el Excel, o sea pensé en el diseño que quería tejer saqué todos los cálculos en Excel y tejí una talla que era para mí y esa fue la muestra. Sin embargo, este verano tejí un chaleco que me encanta sin el Excel, y me ha costado un montón, porque al cambiar el proceso inicial me ha costado mucho convertirlo en patrón.
– Nos contaste que te inspiras en tu entorno, pero a la hora de crear ¿piensas en lo que te gustaría usar a ti, en alguna tendencia de moda?
Soy súper poco trapera y soy muy neutra y clásica, la gente que conoce mi cuenta de Instagram sabrá que me muevo en una paleta de colores determinada. Y en general, diseño prendas que me gustaría lucir a mí, que me gustan a mí, y en los cuales sienta que el hilado que elegí se luzca, además, que sean prendas holgadas, porque a mí me gusta la ropa así.
– Con todas las actividades que tienes ¿A qué hora tejes?
Ahora no tengo tato tiempo libre, así que a veces me levanto muy temprano y tejo un rato y después en general en las tardes, cuando ya termino mis otras actividades, aunque eso implica interrupciones e ir más lento de lo que me gustaría. Entonces se vuelve un círculo vicioso, porque me gustaría publicar más para dedicarle más horas al tejido, pero al mismo tiempo no se puede. Estoy en búsqueda de ese equilibrio. También tejo cuando estoy con mis hijas, mientras están jugando o haciendo otras cosas; creo que es bueno que a una la vean ocupada, haciendo algo con las manos, y en otra cosa que no sea viendo el teléfono.
– Tejiste un vestido de novia ¿cómo fue eso?
Fue a crochet y fue muy difícil y lo tuve que desarmar varias veces, por el tema de las proporciones. Además, el peso del vestido era mucho, tanto, que se empezaba a alargar. Lo hice en algodón, finalmente quedó bien hippie, precioso, y la novia se veía hermosa. Fue una buena experiencia, pero muy estresante, porque tenía que quedar perfecto, además que fue a crochet que no es mi fuerte, así que si vuelvo a hacer otro lo haría a palillos.
Tradición Textil
– Eres parte de un proyecto social, cuéntanos más de eso
Se llama Pulso Austral y es una organización con dos amigas, una psicóloga y la otra periodista e historiadora. Esta última estaba muy vinculada con un grupo de bordadoras ubicadas alrededor de la cuenca del Rio Baker. A partir de ahí se generó una línea de trabajo para desarrollar con agrupaciones de artesanas en laboratorios de oficios creativos, que es un programa de desarrollo y promoción de la artesanía. Este trabajo tiene que ver con los vínculos comunitarios, pero también con la preservación de los oficios. Aquí en Aysén es muy importante la tradición textil, pero también muy poco valorada, porque está muy vinculada a lo utilitario, a lo cotidiano, a lo doméstico. En este proyecto trabajamos con diseñadoras que acompañan los procesos creativos de estas bordadoras y otras artesanas que están vinculadas a la producción de lana y al tejido y por eso, nos ha tocado viajar harto por la región, así que ha sido súper entretenido.
– Además tienes un podcast
Sí, se llama Atlas Textil y está en Spotify. En el podcast entrevistamos a artesanas textiles de la región y el año pasado ganamos un Fondart para llevar a cabo un proyecto donde se vincula el arte y la ciencia. Estamos trabajando con una ecóloga de la región en torno a las memorias textiles y emotivas de la comunidad aledaña al lago y río Cochrane.
– ¿Cómo te proyectas, como diseñadora, trabajando en esto de la reivindicación o mezclando todo?
Si pudiera no dejaría ninguna de las dos cosas. Me gusta el trabajo que se puede hacer desde las comunidades, lo que sí me gustaría es dedicarle más tiempo al diseño y a la edición técnica, y contribuir a la comunidad del tejido desde ese lugar.
Tres cosas que no sabes de Macarena Silva
- Se dedicó mucho tiempo a ser doula, acompañando emocional y espiritualmente a mujeres durante el embarazo y parto (no confundir con el rol de la matrona). Comenta que le encanta, pero que le demanda mucho tiempo y energía.
- Macarena sufre porque se queda dormida en todas las reuniones sociales. Nos cuenta que no puede contener el sueño y es algo que definitivamente la identifica, porque se ha quedado dormida en todas partes.
- Las mujeres que participan en el proyecto desarrollado a partir del Fondart, tejieron un río que fue expuesto en la Bienal de Arte Textil de Santiago, que se desarrolló desde el 30 de septiembre al 19 de noviembre de 2023.
Bonus: Macarena participa de un grupo de nadadoras de aguas abiertas llamado Las Huillinas, quienes se juntan en lagos cercanos a Coyhaique casi todo el año. Nos cuenta que el contacto con el agua fría y la naturaleza es una terapia perfecta contra el estrés.
Ficha Lanera:
- Nombre: Macarena Silva
- Edad: 38 años
- Profesión: Profesora de lenguaje
- Cuenta de Instagram: @garua__ desde septiembre de 2019
Trivia Tejeril:
¿Crochet o palillo?: Palillo.
¿Qué estás tejiendo ahora?: El Seijaku Shawl de @tallerdesuenos_mr y un chaleco en colorwork que quizás en algún momento sea patrón.
¿Técnica preferida?: Colorwork o jacquard y los calados.
¿Cuál fue tu primer tejido de diseñador?: Uno de @knit.love.wool.
¿Referentes en el tejido?: @knit.love.wool me encanta, al igual que la propuesta estética y las texturas que logra @tetisknitgarden y @anneventzel.
¿Qué prefieres, tejer para invierno o para verano?: Invierno siempre.
¿Cuál es tu material favorito?: Merino no superwash.
¿Qué prenda prefieres tejer para ti?: Chalecos.
¿De tus diseños, cuál es tu favorito?: El Milenramas.
¿Eres acumuladora de patrones? Súper acumuladora, porque cuando veo una técnica o construcción que me parece interesante compro el patrón para estudiar los distintos tipos de diseños. Así que reconozco que soy más acumuladora de patrones que de lana.
¿Tejes con cualquier hilado o prefieres las fibras naturales? Privilegio las fibras naturales, sin embargo, cuando tejo para niños prefiero el acrílico o las mezclas.
¿Cuántos patrones has lanzado?: Ocho.
¿Cuál es tu chochera tejeril?: El Lucca Shawl de @brooklyntweed que es en redondo y fue un tremendo desafío.
¿Cuál es tú peor o mejor chascarro tejeril?: Un chascarro terrible es que tejí un chaleco en colorwork y cuando lo fui a bloquear se destiñó y se manchó el chaleco entero y otro de Junko Okamoto, el The Twigs que se fue a la lavadora ¡quedó enano! fue atroz, pero ya lo superé.